Las
investigaciones que se realizan en torno al clima escolar del aula necesitan
organizar y clarificar el constructo que las justifican. Los hallazgos de las
investigaciones sobre ambiente han sido clasificados por Anderson en cuatro
grandes categorías: ecología (característica y tamaño de edificio), medio
(características y moral de profesores y estudiantes), sistema social
(organización administrativa, buena comunicación,...) y culturales (compromiso
del profesor, premios y alabanzas, metas…)
Los
conceptos que fundamentan los estudios del clima educativo proceden, según
Nielsen y Kirk (1974), de teoría psicosociales que asocia las necesidades de
los sujetos con variables estructurales de tipo social, relacionando la
motivación y la conducta humana, que consideraba el aula como un sistema
social.
El
estudio del ambiente de clase tiene importancia para la comprensión de los
procesos de aprendizaje en el aula. El aprendizaje, desde el punto de vista
didáctico, considera además del alumno al profesor. Se orienta al conocimiento
de su estructura, naturaleza, leyes o teorías e investiga además, que
transacciones mantienen los agentes personales profesor-alumno, con referencia
a la realidad de la clase.
Las
percepciones de los alumnos sobre los objetos y actividades que son “psicológicamente
significativos” para la dinamización de las regiones que forman el espacio
vital de las personas que configuró lo primero de las investigaciones sobre el
ambiente. Las dimensiones de ambiente actúan como indicadores del grado de
tensión o satisfacción que tiene un sujeto en relación con las dimensiones o
metas de su entorno. El aprendizaje se puede realizar en bale al repertorio de
capacidades cognoscitivas que tiene el sujeto y de la atribución que haga de
ellas que le potencian en el recorrido hacia la meta.
El
aprendizaje puede ser percibido por los alumnos de distinta forma: memorización
o desarrollo personal. En estas percepciones encontramos correlacionados
problemas motivacionales como el temor al fracaso, actitudes negativas,
agotamiento de motivación intrínseca.
La
evaluación del clima, ambiente, o contexto es una línea temática de
investigación a la que no es ajena la comunidad científica española, así se
puede hablar de algunos determinantes del ambiente de aprendizaje como también
que el ambiente de aprendizaje determina o es causa del rendimiento.
Un
ambiente de clase requiere la utilización de algunas técnicas de investigación
tales como: observación, entrevista, autoinforme, diferencial semántico…
Para
mejorar la eficacia educativa de las medidas disciplinarias conviene tener en
cuenta que:
Uno
de los objetivos de la disciplina es enseñar a respetar ciertos límites. Los
estudios realizados sobre este tema reflejan que el respeto de dichos límites
mejora cuando las normas son claras y coherentes, han sido elaborados por todos
los miembros de la comunidad escolar, incluidos los alumnos, y se aplican a
todos según principios previamente aceptados.
La
sanción debe contribuir a diferenciar entre agresores y víctimas. Los estudios
realizados en contextos muy diversos reflejan que la impunidad ante la
violencia hace que esta genere más violencia, debido a que los agresores (y las
personas que se identifican con ellos) la interpretan como un apoyo implícito,
transmitiendo que, aunque en teoría se condena la violencia, en la práctica se
aprueba. La impunidad contribuye a reforzar dos graves distorsiones que
potencian la violencia, que llevan, en su forma más extrema, a asociar la
conducta del violento con la del héroe, y, con mucha frecuencia, a culpabilizar
de dicha violencia a la víctima. En este sentido, una de las funciones de la
sanción es establecer con claridad quién es culpable y quién no lo es;
enseñando a asumir responsabilidades a quien las tiene y a no sentirse culpable
a quien no lo es.
La disciplina debe favorecer cambios
cognitivos, emocionales y conductuales. Los procedimientos de disciplina
deberían contribuir a que el violento se ponga en el lugar de la víctima,
entienda lo destructiva que es la violencia, se arrepienta de haberla
utilizado, intente reparar el daño originado y desarrolle alternativas
constructivas para no volver a recurrir a ella en el futuro en situaciones
similares.
El
respeto a los límites mejora cuando se aprenden habilidades no violentas de
resolución de conflictos. Ayudarles a descubrir y enseñarles procedimientos
sistemáticos para resolver de forma más inteligente y justa sus tensiones y
conflictos es un procedimiento muy eficaz para prevenir la violencia. Los
estudios realizados sobre este tema reflejan que dichos jóvenes suelen tener
alterado todo el proceso a partir del cual se analizan y resuelven en la vida
cotidiana los problemas interpersonales.
Conviene
incluir la disciplina en un contexto de democracia participativa. Los estudios realizados
sobre las condiciones que influyen en el respeto a las normas reflejan que
cuando se exige a niños y jóvenes que se limiten a obedecer las reglas que
otros han creado, suelen sentirse pocos comprometidos con su cumplimiento. Al
contrario de lo que sucede cuando participan realmente en la organización de la
vida en común y de las acciones que serán preciso llevar a cabo cuando se
transgredan las normas. En síntesis: un grupo no puede funcionar bien, no puede
trabajar eficazmente en conjunto, a menos que adopte normas compartidas. Las
normas tienen influencia importante en el clima del aprendizaje en el aula. Si
la mayoría de los alumnos de un grupo comparten las mismas normas, la presión
de estas inducirá a los demás del mismo grupo a participar. Pero si no existen
normas compartidas, la clase no funcionará como grupo, y seguirá siendo un
conjunto de individuos.
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